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Frenos de tambor: así te avisan cuando se están estropeando

Los principales indicadores de que debe plantearnos la sustitución de los frenos de tambor son los siguientes:

  • Se alarga el recorrido del pedal: es un aviso claro de que los frenos del vehículo están desgastados. Hay que acudir al taller de reparaciones si notas que tienes que pisar más el pedal para que el vehículo reaccione. Podemos tener una fuga, el ajustador automático estropeado, o los cilindros de rueda pueden estar agarrotados.
  • El coche se desvía al frenar: puede ser que uno de los frenos del eje no esté funcionando correctamente.
  • Chirridos desde la parte de atrás: es posible que el forro de la zapata haya sufrido un desgaste que haga rozar el tambor y el metal, por lo tanto la frenada será menos eficaz y se producirá ruido.

Si en una revisión en el taller se observa un tambor oxidado, o que presenta rayados o grietas, impedirá una frenada eficaz, lo cual es señal de un deterioro. El freno de tambor debe de sustituirse cuando su diámetro interno esté cercano al máximo indicado por el fabricante, cuanto esté deformado, con ranuras profundas.

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